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MEMORIAS DE UN ESCRITOR (45): FRACASOS LITERARIOS

By Jordi Folck
16/02/2021
El abuelo Calavera y yo

 

No siempre uno gana. También pierde. Pierde premios literarios, pierde entusiasmo, pierde lectores cuando  abandonan su etapa escolar… Pero junto a las pérdidas también hay fracasos estrepitosos para los que nadie nunca está preparado

Yo tuve dos, lo que entre treinta libros, es apenas una sombra. Pero cuando llegan, duele. 

El Abuelo Calavera y yo

En el año 2010 escribí “El abuelo calavera Y YO” primera d’una trilogia que continuó con “Libro de conjuros de la vieja Tarántula”  y “Ángeles, demonios y calaveras”.

De los dos el más premiable fue el libro de enmedio que presenté con  seudónimo al premio Folch i Torres de novela.

Ya he escrito en diversas ocasiones que el hecho de llevar el escritor José María Folch mi apellido ( o yo el suyo)  me hacía desear ese premio de manera muy especial. Me había presentado tres o cuatro veces anteriormente sin ganarlo. Y esa vez sonó la flauta con esa obra que era una aventura independiente en relación a las otras dos.

Pasaron los años y no hubo forma de publicar los dos libros ni a través de mi agente literaria que manifestaba que existiendo ya uno era imposible publicar os otros dos títulos en otras editoriales.
Fue así que decidí crear una pequeña editorial Voces Públicas en la que editaría  unos pocos libros: el primero, Loca por ti/Boig per tu como ya contaré en el próximo post.

De hecho el riesgo de un escritor es dejar de ganar el 10% de derechos de autor. Pero en este caso como empresario me arriesgaba a perder el coste de la edición si no se vendía.
De 1500 ejemplares de cada uno se vendieron solo 100 ejemplares y ahora el resto acumula polvo en la nave industrial de mi familia.

Los libros contaban con  extraordinarias ilustraciones del gran Leonardo Rodriguez  pero no fue suficiente. El libro salió poco antes de la aparición de Coco de Pixar con ciertas similitudes en el argumento.


El abuelo calavera trataba de la reunión de un niño con su abuelo ya fallecido a partir de una carta que Pedro recibe la noche de Navidad en la que su abuelo se  ofrece a seguir leyéndole cuentos, aunque ahora desde un territorio distinto. El libro es una comedia disparatada de persecuciones por las catacumbas y pasillos de una ciudad subterránea en un mundo donde los niños son prohibidos y dónde gobierna con mano de hierro la vieja Tarántula una mujer de malas pulgas.

¿Por qué no se vendió este libro?

1.Posiblemente porque se trataba de una nueva editorial y no todas las librerías acogen a nuevas firmas editoriales.

2.Por mí desconocimiento del mundo editorial: podia haber editado 500 ejemplares y ver qué es lo que ocurría antes que editar 1.500 pero me confíe en que mi nombre y mi marca era capaz de vender. Craso error.
3. El error más grave no fue este sino algo imprevisto. Aparecieron tres libros a la vez con un coste aproximado de los 15.000 € que acabaron perdidos
El problema estuvo en el hecho de quién me reviso el libro. La  correctora, una vecina filóloga me ofreció a hacer la corrección por un precio amistoso (400 euro cada uno) . Tenía que estar  precavido con ella porque ya cometió muchos errores en la revisión de mi tesis doctoral.

Sigo sin entender porque en mi original del abuelo calavera aparecieron 11 faltas ortográficas que yo no reconocía como mías y 32 -una salvajada-  en Ángeles, Demonios y Calaveras.

Si en el mundo editorial se han destruido libros porque aparecía una sola falta ortográfica  ¿qué iba a hacer yo con 32 faltas con palabras que yo jamás escribí como “cossas” con dos eses? Sigo preguntándome hoy qué locura envenenó a  a la muchacha o que problemas mentales atravesó para joderme el original  añadiendo errores donde no existían. ¿Tal vez una venganza?¿Restos mentales de un hermano esquizofrénico que tuvo? Perdone al lector mi forma de expresarse, incluso  mi violencia verbal pero cuando uno no es culpable de un fracaso y desconoce las razones que llevaron a la correctora a disfrazar el original en una mascarada imperdonable uno no puede sino lamentarse.

Tras la publicación de los libros cerré la editorial con pérdidas económicas cercanas a los 20.000 €. Mi fracaso fue triple como escritor, cómo editor y como  promotor de esos libros : sus faltas de ortografía impidieron su libre circulación entre escuelas e institutos. En cierta ocasión que visité una escuela en la Nou de Gaià (Tarragonés) donde el Abuelo Calavera había sido recomendado una muchacha al final de la presentación  dijo  en voz alta: “hay faltas de ortografía en su libro”. Hasta aquí. 

La lección que se deriva es que nunca confíe en personas que no hayan demostrado de largo su talento y su capacidad.

Por ahorrarse un dinero uno acaba perdiendo hasta la camisa. 

 

 

 

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