Cuando recibí el premio Guillem Cifré de Colonyia en 1999 mi vida estaba a punto de dar un salto. Dejaba Columna Comunicacion donde solo se me valoraba por la cantidad de dinero que podria atraer en una actividad que era la de Director Creativo pero que, en verdad, era deejecutivo comercial o de ventas o vayan a saber de qué. Y ese 6 de abril llegaba al grupo Enciclopedia Catalana donde estuve hasta el 4 de abril del 2004 cuando el gran Bemet LLebaria dejó la dirección y se incorporó un nuevo director que no deseaba contar con un agencia de publicidad, Albert Pèlach. En el año 2004 apareció, como vimos, 666 calaixos. Fueron cuatro años de escritura y de lectura de libros del género de terror. Si uno va a escribir suspense no estará leyendo comedia porque le resultará después algo dificil meterse en otra atmosfera. Tendrá ganas de reirse, digo yo, y no de meter en cintura al lector y empujarle en dirección contraria.
¿Qué leí para materme en ese universo?
Releí Rimas y leyendas de Gustavo Adolfo Bécquer, El señor de los Anillos de Toljkien, Vathek de Wiliam Beckford, El reloj mecánico de Philip Pullman, El manuscrito encontrado en Zaragoza de Jan Potocki, algunos cuentos de Edgar Allan Poe, la extraordinaria El Monje de Matthew G.Lewis, la no menos extraordinaria “El Otro” de Thomas Tyron y algunas más.
Esos libros y esa intensidad de lectura fueron posiblemente los causantes de lo que ocurrió la noche del 13 de agosto del año 2003 de regreso de Portugal cuando, con mis hijos, decidimos pasarla en Salamanca. Y que esta noche tuviera un sueño premoniiorio que iba a entregarme mi siguiente novela: en mi pesadilla yo atravesaba bajo forma no humana el patio de un claustro de columnas caídas y comn cierto aire decadente: los jóvenes estudiantes, al verme precipitándome furioso en el claustro, me dejaban paso aterrorizados. Quise esconder ese sueño pero curiosamente recibí por segunda vez esa llamada: en un segundo sueño, pocos instantes o minutos después, en que se repetía esa huida descubrí, a lo lejos, en el marco de una puerta a un hombre anciano de tez blanquecina, ojos cristalinos, con alzacuellos y sotana negra que me miraba con ojos diabólicos. Desperté empapado en sudor, asustado y me senté en la cama que compartía con mis hijos : me dije …”He aquí una historia”. Tenía el final del libro y solo tenía que llegar hasta él. Así a oscuras escribí la primera frase del libro: El señor y la señora Dadrindge, nuestros abuelos a los que siempre tratamos con respeto debido a una rigurosa educación victoriana murieron con pocos días de diferencia…. Tenía también un punto de llegada: Los hermanos Dandridge ingresaban en la comunidad de Saint Ely de la que al final lograban escapar tras numerosas vicisitudes.
Tardé 5 meses entre documentación y escritura y el 5 de enero del año 2004, al terminarla, decidí mandarla a la convocatoria del Premio Barcanova con seudónimo. En junio ganaba el Premio Barcanova de literatura juvenil con sus 20000 € de agradecida remuneración.
Cómo construí la novela
El libro se estructura en ocho cuadernos que el autor J.Folck recibe en su casa por parte de una mujer de avanzada edad que, antes de morir, quiere dar luz a los oscuros episodios sucedidos en la escuela de Saint Mary en finales del año 1938. A través de ese manuscrito se nos narra el ingreso de los hermanos Alfonso y Esther Dadrindge a una escuela religiosa en la ciudad de Ely, cercana a Londres, donde reina la disciplina y el sometimiento a las reglas de la comunidad religiosa. Un pelotón de perros salvajes, los Rottweilers, ejecutan la más férrea vigilancia para evitar fugas y para proteger los tesoros que la Comunidad guarda del tiempo de las colonias. La desaparición de algunos de sus alumnos llevarán a los niños a caer en la boca del lobo, encarnado en la figura del decano, John Dean, que guarda un pavoroso secreto.
Atrapado en una telaraña de suspense y terror el lector encuentra una historia de denuncia de la hipocresía religiosa, una historia de amor maldito e imposible entre adolescentes, el Mal puesto al servicio de la inteligencia. La novela parte de los parámetros tradicionales de novela gótica.
El homenaje a los grandes clásicos de la literatura, especialmente a Dickens, (la lectura de uno de sus libros, “Grandes esperanzas” salvará la vida a la protagonista) pero también a Emily Bronte, William Blake y Arthur Conan Doyle es una de las piezas claves de “el Manuscrito de las bestias”, sin duda, mi mejor novela tanto por la atmósfera conseguida como por el dibujo de los personajes, por el encaje de la trama que en lugar de ser una son dos: la de los hermanos Dandridge y su experiencia en la escuela de Saint Mary en la Inglaterra de 1938 y la del escritor que recibe el manuscrito mandado por Esther Dandridge, ya anciana, -escritor que lleva el mismo nombre del autor en un juego de cierta perversidad literaria- del que querrá apoderarse para publicarlo bajo su nombre.
Sinopsis
Dos adolescentes huérfanos, acogidos en un orfanato religioso a cambio de ceder las ganancias de su herencia, descubren que el director del centro es un diabólico personaje. Dice Sotorra: Folck no hace sólo una novela de terror sino también una profunda reflexión sobre la inteligencia puesta al servicio de la maldad. Pero con eso solo no sería suficiente. La historia se justifica en un manuscrito que le llega de una autora desconocida, la misma protagonista y testigo de los terroríficos hechos que se cuentan.
El libro tiene tres inicios y dos finales y constituiría un perfecto guión cinematográfico La crítica publicada en la revista CLIJ- hacía referenia a su dosis de suspense, su mala leche, a cierto romanticismo, lo que sería una versión juvenil del “Doctor Jeckyll y Mister Hyde” con toques de Jane Austen y efectos especiales del cine más actual.
Notas sobre la novela gótica
La novela gótica, nacida a partir del año de la publicación del libro El Castillo de Otranto (1764), se consideró como una reacción contra la Ilustración o el siglo de las luces (XVIII) cuando se sostenía que, solo por la razón, se podía llegar al conocimiento auténtico, que la felicidad humana dependía del dominio de la pasión y de las normas establecidas, lo que dio lugar al puritanismo.
Las novelas góticas parten de la pasividad, la obediencia y la ignorancia femenina y definen una doncella, encerrada en una prisión marital o perseguida por parte de un autoritario familiar masculino.
Se trata de la dramatización de los peligros de la condición de la mujer en un mundo de hombres. El mundo de la novela gótica está lleno de personajes trágicos obligados a una búsqueda imposible y eterna y desvela el lado oscuro de los seres humanos, sus miedos profundos, sus bestias.
En el “Manuscrito de las bestias” el decano JOHN DEAN es el ilustrado, un ser puro que representa el espíritu de la la ILUSTRACION. Por reacción a él, dos personajes construyen el núcleo de la historia representando la EMOCIÓN, EL CONOCIMIENTO. Su trayectoria, su odisea en un mundo de adultos representa el por qué de la novela gótica que daría obras tan memorables como “EL MONJE” DE M. G. Lewis( 1796) “FRANKENSTEIN O EL MODERNO PROMETEO” de Mary Shelley (1818) , “LOS MISTERIOS DE UDOLFO” de Anne Radcliff…” EL VAMPIRO”, del Doctor Polidori, “MELMOTH, el errabundo, de Roberto Maturín, entre otros …
La crítica
El manuscrito de las bestias, de Jordi Folck, premio Barcanova, es, de todos los premios de ámbito juvenil publicados en la última temporada es, el que tiene más méritos para no pasar desapercibido. Es el momento de decir que su novela, inscrita en el género del terror, bebe, por la temática y el estuilo de las fuentes clásicas del siglo XIX, sobre todo de la literatura anglosajona. Ambientada en la Anglaterra de mediados del siglo pasado -no es la primera vez que Folck se traslada literariamente en Londres para situar sus argumentos, recordamos La guerra de los chicles-, el relato es de aquellos que, leídos en una noche de rayos y truenos , puede acabar poniéndonos los pelos de punta .En este caso, Folck es esclavo absoluto del manuscrito de ficción, hasta el punto de que en el epílogo, que podría parecer de más, tras también doscientas densas páginas, es la guinda que redondea el pastel y guarda una de las sorpresas terroríficas que, a pesar del terror, te hace exhalar una sonrisa satisfecho de saber que te encuentras ante de una de las novelas que, en un “establishment” literario normal, ya habría saltado a las listas de honor y debería haber traspasado fronteras tanto de edad lectora como culturales. El lector, pues, también está avisado (Andreu Sotorra, Diari Avui, 2004)
Actualmente El Manuscrito en sus versión catalana lleva ya 9 ediciones. De manera inexplicable su versión castellana no funcionó.
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