¿POR QUÉ LEER? (2)
En el pasado artículo quise reflexionar sobre el papel de los libros y la literatura en nuestra vida, teniendo en cuenta los decrecientes índices de lectura.
A modo de resumen insistía en…
1.Los alumnos de secundaria leen poco. Apenas las lecturas obligatorias. Son víctimas del síndrome de abstinencia del móvil. Sus generosas faltas ortográficas son el resultado de esa carencia. Leer es registrar en el cerebro una serie de palabras y reducir los errors en el momento de la transcripción/creación de textos
2. LEER favorece la comprensión lectora -caída en picado- la comprensión del mundo y de uno mismo.
3. Los docentes y los padres deberían saber (como sí saben los bibliotecarios) que la biblioterapia puede ayudarlos a resolver ciertos problemas ( a no perder: Psicoanalisis de los cuentos de hadas de Bruno Bettenheim). Las lecturas obligatorias de los centros pasaría por conocer a cada alumno -one to one- y entregarles el libro que necesiten para satisfacer ciertas necesidades emocionales o carencias.
Y concluía citando al gran José Antonio Marina que cómo él decía en su artículo LIBROS EN LAS FARMACIAS que LOS LIBROS DEBERÍAN VENDERSE EN FARMACIAS. Extraigo:
https://www.joseantoniomarina.net/articulos-en-prensa/?b%C3%BAsqueda-bc=libros
La neurociencia acaba de proporcionar datos que corroboran el papel exclusivo de la lectura dentro de nuestro dinamismo cerebral. Stéphane Dehaene, titular de la cátedra de Psicología Cognitiva Experimental en el Colegio de Francia, ha publicado un libro titulado Les neurones de la lecture. Yo le conocía por otrolibro anterior: The number sense: how the mind creates mathematics. Pues bien, lo que Dehaene afirma, basado en las nuevas técnicas de neuroimagen cerebral, es que la lectura promueve el desarrollo cognitivo con más ímpetu de lo que se pensaba hasta ahora.
Cree que estamos en condiciones de elaborar una “ciencia de la lectura”, una actividad que produce notables cambios en el cerebro que favorecen la comunicación entre las estructuras encefálicas. Además, la lectura de obras de ficción refuerza los circuitos neuronales de la empatía. Y, según los estudios de Joe Verghese, que siguió a un grupo de 470 de personas mayores durante 20 años, estos presentaron menos probabilidades de tener demencia y una disminución más lenta de sus capacidades mentales. Si estos descubrimientos continúan,me parece que acabaremos comprando los libros en las farmacias.
Dicho lo cual la lectura se convierte en un elemento casi medicinal por sus numerosas ventajas neurológicas y a todas las edades.
No es mi intención hacer una crítica del público no-lector y sí intentar que éste entienda las aportaciones extraordinarias que implica el acto de leer. Y este activo fundamental para todos también incluye una relación de hechos de los que ya daba cuenta Daniel Pennac en su libro imprescindible y prontamente olvidado “Como una novela” (1992). Pennac escribía sus Derechos del Lector:
- el derecho a no leer
- el derecho a saltarte partes ( en los centros educativos se eligen, de hecho, fragmentos de textos literarios y no siempre obras completas).
- el derecho a no terminar un libro. El escritor Quim Monzó, en uno de sus artículos defendía el derecho a hacer zapping en un libro.
- el derecho a leerlo de nuevo. A menudo encuentro personas de cierta edad que me dicen “ya no leo. Releo aquello que me apasionó” .
- el derecho a leer cualquier género. Los géneros preferidos por los jóvenes son, en orden: Amor, Terror, Aventura, Comic.
- el derecho a confundir un libro con la vida real (hermoso o triste como ella)
- el derecho a leer en cualquier lugar (y a cualquier hora).
- el derecho a sumergirte en ellos ( a perderte en ellos, a dejarte abducir). Posiblemente nunca haya habido una saga como la de Harry Potter que haya logrado la abstracción total del público infantojuvenil.
- el derecho a leer en voz alta. Un certamen de Lectura en voz alta en Catalunya da muestra del talento de nuestros jóvenes cuando se enfrentan a la lectura dramatizada
- y el derecho a no comentar, a guardarse para sí mismos sus opiniones, sus emociones, su caja fuerte .
Y concluía Pennac “No te burles de la gente que no leer o nunca lo harán.
No era mi intención hacer una crítica a este segmento no lector cuando el titular de mi anterior post era “Se trata de leer, estúpidos” que fue mal recibido por algunos. Les recuerdo que soy publicitario y que para ser leído uno precisa de ciertos eslóganes y titulares que pueden actuar como arma de destrucción masiva. Que cuatro de cada cinco personas no leen más allá del titular. Y, que en el fondo, Marina me da la razón…
4. Porque leer también permite aumentar el vocabulario. De la misma forma en que uno descube en una redacción y en un texto escrito al buen lector también destaca en la conversación siempre mucho más ágil, rica, colorista. Leer aumenta los puntos de vista y la capacidad crítica. El lector logra una opinión formada: basta con echar una mirada a muchos influencers o youtubers, a personajes populares de la televisión (escuchen hablar a algunos invitados del programa Sálvame”) y verán sus miras cortas, como caen una y otra vez en la palabra “maravilloso” de la que parece muy dificil poder escapar…
En una jornadas recientes en las que fui invitado en Mataró (Barcelona) quise aportar ciertas claves para favorecer la lectorescritura en casa y en la escuela. Esta será la base de mi próximo post (o lectura 3).
¡Gracias por difundir!
Fotografía propia en biblioteca de Bogotá (2012)
Querido Maestro de las Letras Creativas Jordi,
Me da mucho gusto corroborar que a pesar de las críticas a nuestro sistema educativo, ya se empiezan a ver algunos destellos de luz en el horizonte.
En mi salon de clases tenemos un rincón pequeño, pero hermoso, en donde los niños en grupos de no más de cuatro hacen sus “compras” semanales escogiendo libros de su preferencia bajo nuestra guía, para que puedan seleccionar niveles de lectura apropiados. Es todo un evento, ellos sienten que están de compras, retornan los libros ya leídos y se surten de otros nuevos. Ello sin mencionar las visitas semanales a la librería de la escuela.
No he dado clases de bachillerato, pero estoy de acuerdo con usted, en que el amor por los libros declina notablemente en la edad de la adolescencia.
Un saludo y agradecimiento afectuoso desde Houston, TX