Ya hablamos en diversas ocasiones de cómo las tecnologías están barriendo al mundo del libro: frente a algo diverso, ameno, colorido, sonoro, instantáneo, de multiaplicaciones, digital, viaje al infinito sin regreso… el libro reclama una atención, una concentración de la que el niño y el joven carecen (o casi)
Me preocupa terriblemente el futuro de la lectura en una sociedad que avanza a velocidades extremas , lo de “hacer lectores”, lo de construir cultura literaria desde pequeños para enraizar hábitos, formas de ser…
Fue así que pensé que mi experiencia de escritor y la de docente, el hecho de visitar cada año más de cincuenta escuelas donde mis libros son recomendados, el hecho de hablar con padres y educadores me permitían alcanzar una visión poliédrica, diría que completa (o casi) sobre este fenómeno. Que podía, en una palabra, intentar lanzar algunas recomendaciones para que el lector se “enganchara” al libro en tiempos tan difíciles donde tantos medios luchan por ganar su “permanencia” entre los consumidores.
1. EL LIBRO COMO OBJETO DE DESEO
Nadie duda de que un libro sea un objeto de arte resultado del trabajo creativo de un escritor, de un ilustrador o fotógrafo que crearon una hermosa portada, unas cubiertas llamativas. No es preciso hablar de álbumes ilustrados para tratar de la belleza de los libros. Sin embargo los jóvenes, los adolescentes lo consideran un producto obsoleto, algo que no se mueve, algo que no es interactivo y así lo aparcan de sus intereses. Posiblemente porque solo se vea como un tajo, un corte de papel ( sin darse cuenta que guarda su mundo interior) o porque crean que “de libros ya tenemos en la escuela, ufff”.
Una de las posibles soluciones es que el librero y el docente y los padres no debieran mostrarlo como un objeto físico sino observarlo como con quién guarda un Cáliz Sagrado o un Cofre de Tesoros (así en mayúscula) por abrir, un billete a la felicidad sin destino de vuelta. De ahí que su lugar en la librería debería ser un lugar hermoso (no una exposición de libros) y que su espacio en casa debería ser el mejor de los lugares.
El libro necesita de una buena estrategia de ventas: no es sólo una portada y una resma de papel sino un viaje hacia las emociones, hacia un mundo imaginario por universos paralelos desconocidos . Y eso también pasa porque desde el propio hogar se respete al libro, se tome como una joya, se comparta la lectura…. Lo que ocurre es que en muchas casas ahora ya no hay libros; parece como si el polvo de los libros de la sabiduría molestara. Se llevan los hogares minimalistas: con pocas y buenas piezas de mobiliario y se encierra en armarios a los libros fuera del alcance de los más curiosos ( una cárcel remota). Quizás así los libros no se avergüenzan de lo que escupe la televisión. Devolvémoslos al lugar que merecen: una biblioteca en casa o en la habitación del niño.
“A mi querido nieto Gian Paolo –aquí el niño se movió inquieto en su asiento y enrojeció al darse cuenta que todos le observaban– le cedo toda mi biblioteca que deberá pasar a su habitación para que el niño crezca bien acompañado y ya nunca más tenga miedo de la oscuridad… Debo rogarle que tenga mucho cuidado con la obra completa del gran Gianni Rodari que tanto nos ha hecho reír todo este tiempo, así como de los clásicos de aventuras –especialmente de la primera edición del Sandokan de Salgari– y le pido encarecidamente no le preste a nadie ninguno de mis libros –si alguien los quiere, que se los compre o que se vaya a una biblioteca, que después no los devuelven–. Angela Maria hará bien en guardar las ediciones ilustradas de “Il Decamerone” y de “Le Mille e una notte” (De mi libro Llamadas desde el cielo, Voces Públicas, 2016)
2.LA LIBRERÍA COMO ESPACIO FAMILIAR DE LECTURA PREVIA
Los padres deberían llevar a sus hijos a las librerías como quién va con un niño al cine o al teatro o a un concierto, pero también a una fiesta de cumpleaños, a una merienda o a casa de unos amigos . Y ¿ por qué no?… el docente debería llevar a sus alumnos en pequeños grupos a las librerías donde el Librero como un guía podrá informarles de cuáles son los nuevos libros, sus autores, argumentos… ver, tocar, sentir, escuchar, ¡oler! , emocionarse con algo que parece sin vida y que empieza a volar. ¡Sí! Y quien dice librerías, dice bibliotecas….
Pero el problema de la desafección por los libros de los jóvenes tiene otra raíz mucho más profunda: si en su casa no ven leer, nadie va a leer. Si en casa la familia se pasa el día pegada al televisor/ordenador ese será el objeto de deseo, objeto de falsa cultura a los que los niños van a idolatrar.
Debemos volver , en tiempos de locura colectiva, de precipitación, de esclavitud a las tecnologías, recuperar el espacio (sagrado) de la conversación, de la lectura en familia. Y leer con el placer de saber leer.
El doctor Eric Berne (1910-1970), médico psiquiatra, fue el fundador y creador inicial del análisis transaccional. Escribió “si el libro es el hueso, la forma de leerlo y compartirlo es la carne”.
Hay que teatralizar la lectura para pequeños y adolescentes, entrar en los juegos de voces, en los silencios, en el dramatismo o la carcajada de una situación. ¿Por qué no leerles un cuento de Poe a la luz de las velas y la voz siseante de los espectros, con la emoción de un Allain Quatermain en “Las Minas del Rey Salomón”- ¿Por qué no ser el Capitán Nemo , hijo de Julio Verne al penetrar en las profundidades marinas..? ¿Tanto cuesta dedicar a nuestra familia pequeña un poco de nuestro tiempo? ¿Divertirnos? ¿Pasarlo bien? ¿Hacer memorable ese encuentro?¿Cerrar los teléfonos? ¿Que no tenemos tiempo? Ahhh, humanidad, arrojamos lo más precioso al cubo de la basura y nos ufanamos en perder el tiempo en miserias, en banalidades, en la nada cuando de ello, “nada ” quedará a la mañana siguiente.
Ya Gianni Rodari inventó el “binomio fantástico”: dad dos, tres palabras a los niños y que ellos construyan una historia inverosímil, alocada. Que se las den al padre o a la abuela y que él o ella construyan una historia. Sí, así se construyen lectores… con el placer de la palabra. E incluso escribidla para ellos…jamás la lectura posterior será tan agradecida.
Hay que leer en casa como el mayor de los regalos con ese envoltorio de plata y fuego: la voz del lector adulto y el eco en el corazón del niño.
Así, y de que forma, el libro será placer y no obligación.
3. LO QUE ESCRIBIÓ DANIEL PENNAC: NO OBLIGAR A LEER
Otro error de los padres: obligar a leer en vez de…
Olvidamos lo que dijo Daniel Pennac en su libro “Como una novela” : nunca hay que obligar a leer cuando debería ser un placer, un viaje exótico, una aventura a lo desconocido . Cuando los padres dictaminan ” ya deja el ordenador que deberías estar leyendo” logramos traernos un enemigo a casa… el mal amigo que nos roba el placer del ordenador, del televisor, de la consola. ¿Quién dio el carnet de padres a algunos padres?
CONTINUARÁ…..
4. NO EXÁMENES NI TESTS DE LECTURA EN CLASE O CÓMO MATAR FUTUROS LECTORES
5.AMPLIAR LA LISTA DE LECTURAS OBLIGATORIAS
6.EL LIBRO CUBRE NECESIDADES…¿CUÁLES? CADA LECTOR NECESITA A SUS LIBROS
FOTOGRAFÍA PROPIA de mi exposición Todo el mundo lee…¿y tú? (Barcelona, Món Llibre, 2009)
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Interessants reflexions. Gràcies per compartir-les!
Gràcies a tu…seguirà. S’agraeixen aportacions i valoracions:)
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