12 de julio
Querido Carlos,
¿Quién escribe hoy en día cartas de amor? Nadie. Tal vez algún SMS o un correo electrónico. La prisa ha acabado con el amor cortés. No sé quién me habló de La princesa de Clèves, escrito por Madame de La Fayette, la primera novela moderna, ¡y eso que es del año 1678! Madame de La Fayette fue la dama de honor de la reina Ana de Austria. Se casó a los veintidós años con François, que tenía solo dieciocho, y a quien dio dos hijos. Pronto abrió su propio salón literario, se hizo amiga de Racine y Boileau y publicó el libro de manera anónima. Tuvo una gran repercusión. El libro trata de los sufrimientos de una mujer casada y enamorada en secreto de otro y de cómo lucha entre el deber de la fidelidad hacia su esposo o el amor verdadero. Es un libro de miradas, de intenciones, de sentimientos y no de acción. Es lo que se conoce como “el amor cortés”. Creo que fue el profesor de Literatura, Ramón Oteo, quien también me habló de Cárcel de Amor, de Diego de San Pedro (impreso en Sevilla el año en que Colón descubrió América). Narra la historia de un amor imposible que acaba cuando Leriano, enamorado de Laureola, hija del rey, rompe las cartas amorosas de ella, las pone en una copa y se bebe el contenido para después dejarse morir de inanición.
Si alguien te entrega su amor, Carlos, su primera vez, ¿beberías de su copa? ¿Lucharías contra el dragón de la incomprensión como hizo Perseo para salvar a su querida Andrómeda? ¿Aceptarás que una muchachita de diecisiete años, pronto dieciocho, te apoye? ¿Querrás que siga tus pasos, que lleve tus maletas cuando salgas de gira? ¿Me tomarás en brazos cada vez que crucemos la puerta de la habitación de un hotel, permanentemente enamorados? ¿Me harás el amor cortés de palabras a medias y nunca pronunciadas, el amor del susurro o me poseerás como un dios vikingo con tu fuego devorador? ¡Ay, Carlos! Empapado, en medio del escenario, rodeado de focos, de efectos especiales, de humaredas tintadas de rojos y amarillos… apareces como un bello medio-Dios, medio-diablo: alzas los brazos como quien inicia una guerra y tus devotos, tus súbditos, alzan los suyos en señal de reconocimiento. Creo que todos iríamos a cualquier guerra si tú nos lo propones. El ejército enemigo haría bien en largarse, porque al griterío de un ejército de mujeres, como amazonas en celo, nadie puede hacerle frente.
¿”Amazonas”? ¿Qué diría un literato? ¿Es que Rosa María Vidal no sabe que estas mujeres cabalgaban semidesnudas y se cuenta que se hacían cortar el pecho derecho porque les molestaba cuando tenían que tirar con el arco y así tenían más fuerza en el brazo? ¿Qué tienen de amazonas las chicas descerebradas que tararean las canciones, que gritan, que responden a cada gesto de Carlos con estremecimientos, con gritos, con chillidos e incluso con lloros? Dios o diablo, algo me ha perturbado, Carlos. Mi padre creía que eran pañuelos lo que las chicas lanzaban al escenario… pero, mi padre es ciego o peca de inocente… porque lo que llegaba a los pies de Dharma eran sostenes tirados por aquellas que querían obtener favores. Hay que vivir un concierto para darse cuenta de la locura que una voz y un cuerpo son capaces de despertar. Ni un solo político de voz fría y gesto contenido sería capaz de conseguir un arrebato como ese. La mayor parte de los políticos engreídos que gobiernan esta jodida España merecerían que alguien les lanzara un zapato.
Una voz es capaz de estremecernos a todos. No hay himno de las naciones que pueda compararse a una canción de amor. Más hará el amor que el odio, más hará un susurro que un grito de guerra, más hará una mirada que una espada. Víctor Hugo escribe: “Querer es como mirar el rostro de Dios”.
Hace solo unas horas que he visto, vivo, palpitante, el rostro de mi dios…
15 de julio
¡¡¡Catástrofe, catástrofe, catástrofe!!!
¡Hay que ser imbécil, imbécil, im-bé-cil! Dejé en el interior de un libro el boletín de notas con el suspenso de la selectividad y mi madre, la fisgona, lo ha encontrado. Mis padres me han sentado en el comedor. Parecían el Tribunal de la Inquisición dispuesto a dictar sentencia. Que desde cuando era una mentirosa, que por qué no les había confesado que había suspendido, que desde cuando hacía la comedia, que ya me podía quitar de la cabeza viajar con ellos a Viena…
¡Me trae sin cuidado Viena, los vieneses, la escalopa a la vienesa o a la milanesa, el pollo, los niños cantores! ¡Viva el rock-and-roll! Yo me he hecho la niña desconsolada, con la cabeza gacha diciendo que me sabía mal, que no quería destrozarles el verano, que yo era la primera sorprendida, que no entendía qué podía haberme pasado, que me había puesto muy nerviosa, que incluso había pedido la revisión del examen (otra mentira), pero que no había nada qué hacer. He dejado caer cuatro lágrimas. Es tan fácil manipular a los padres… Yo pensaba en mi Carlos y así, las lágrimas me han llegado fácilmente a los ojos. Hemos acabado abrazados los tres, que no pasa nada, que ya tendría septiembre para recuperar, que les perdonase el tono, que sabían que alguien tan inteligente como yo lo debía pasar muy mal siendo el primer examen que había suspendido y que me daban su apoyo (ja, ja, ja) y que no hiciese ninguna tontería. Mi padre me ha hablado de chicos y chicas muy inteligentes que, presionados en su casa para seguir siendo los mejores, habían acabado suicidándose (buena idea, buen argumento); pero que, eso sí, aquel agosto me quedaba en casa estudiando, que no podía con diecisiete años perder un año o empezar la universidad más tarde de lo que me correspondía. Y así hemos estado media hora: ellos representando el drama, y yo, la comedia. No me han dejado sin postres (mamá ha comprado un roscón para que me animase), aunque papá ha sentenciado (él no dice, sentencia): “Se han acabado los conciertos, las salidas nocturnas, los cines y el té con pastas”. Mi padre vive en otro planeta. ¿Té con pastas? ¿Qué dice? Ha añadido que si era preciso ir al médico para ver lo que me pasaba con los nervios, iríamos. Mi madre ha salido en mi defensa diciendo que lo de los nervios era una cosa de la pubertad y que mi padre tenía razón, como siempre, y que iríamos las dos al médico. La “farmacéutica” ya tendría que saber que la pubertad empieza y se acaba a los doce años, cuando las chicas entran en el periodo de posibilidades de reproducción; pero si por mi madre fuese, todavía iría con trenzas y faldas de cuadros como las colegialas de primero de ESO. Después ha preguntado si había hecho algo mal, que si lo había explicado todo, que si no habría estado con alguien y había… ¡Dios! ¡Los padres… qué calvario! Yo he puesto cara de susto y me he sentido ofendida (o lo he fingido) y así se ha acabado aquel teatro de guiñol.
Que se cree mi padre que no iré de conciertos. ¡Y tanto que iré! Y sin él. ¡No me dejó ni acercarme al camerino de los cantantes a pedirles un autógrafo ni esperarlos a la salida! Me dijo que ya era tarde y que teníamos que regresar. Yo me zampaba con la mirada a Carlos… estaba enfebrecida. Y el viejo Matusalén me obligaba a regresar a casa con el rabo entre las piernas. ¡Los vivos con los vivos! ¡Los muertos con los muertos!
18 de julio
Recorte Enciclopedia
Espolla es un municipio de la comarca del Alto Ampurdán. Geográficamente se extiende desde la vertiente meridional de la sierra de la Albera hasta la planicie del Ampurdán. El sector montañoso es boscoso, y los cultivos, en el sector de la plana, son de viña y olivos. El término se compone, al norte, de diversos valles más o menos paralelos que van de norte a sur. Una buena parte del término está protegido dentro del Paraje Natural de Interés Nacional de la Albera. Al norte limita con los pueblos nortecatalanes: Sureda, Argelers y Banyuls de la Marenda. Al este limita con el término de Rabós d’Empordà. Al sur, con el de Mollet de Peralada. Al oeste, con Sant Climent Sescebes y la Junquera. Cuenta con 398 habitantes. Altitud: 124 msnm. Superficie: 43,54 km.
¿Se les ha ido la olla a los de Dharma? ¡¿Dan un concierto en un pueblo de cuatrocientos habitantes!? ¿Quieren de público a gallinas, cerdos, patos y corderos? ¡Claro que es el Ampurdán!… Figueras, Rosas, La Escala, Sant Pere Pescador, Llançà, Portbou, Port de la Selva. ¡Soy buena en geografía comarcal! Suponiendo que vengan de los pueblos de la comarca, se pueden reunir entre mil y dos mil personas. ¡Ver para creer! Y me entero de que es en el campo de fútbol organizado por la Comisión de Fiestas del Ayuntamiento. Debo olvidarme de ir en tren hasta Figueras y coger el bus e ir y volver. Tengo que cambiar de estrategia y convencer a alguien para que me lleve en coche. Creo que el novio de Rossy tiene un Seat 127, de tercera o cuarta mano.
Escribir es pensar. Las palabras se las lleva el viento, vuelan y se pierden. Toda buena gestión pide ser escrita en papel. “Toda vida que no es permanentemente analizada no vale la pena ser vivida”, dijo el sabio Floïd. Las palabras escritas no se van, se quedan. Y eso me ayuda. Escribir es dibujar la isla del tesoro, solo que el dibujo, el plano, es el tesoro.
Y en mi plano escribo los siguientes capítulos:
1) Hablar con Rossy para que su novio me lleve a Espolla o si sabe de alguien que me haga el favor. Puedo pagar la mitad de la gasolina. No hace falta hotel. En hora y media estamos de regreso en Martorell.
2) Comunicarle a la gente de mi casa que he empezado a estudiar en firme y que a partir de ahora los fines de semana me encerraré en casa de amigas que también han suspendido porque el examen de este año era particularmente difícil. Digo amigas, no amigos. Las ideas retrógradas de mis padres lo impedirían. Advertencia: A) Buscar nombres de amigas, preferiblemente sin teléfono móvil. B) No dar nunca números de teléfonos fijos. C) No buscar hijas de conocidos de mis padres. D) Buscar chicas estúpidas y fácilmente sobornables.
3) Ir a Espolla a conocer a Carlos. Pedir autógrafo. Esperarlo, hablarle…
4) Quedar de nuevo con él. ¿Cómo acercarse al gran seductor, al Gran Dios y conseguir verlo una segunda vez…? A) Como presidenta de un nuevo club de fans… (Improbable, demasiado liado). B) Como miembro de la comisión de fiestas de Martorell estamos pensando en invitarlo a dar un concierto en nuestro municipio… (¿Demasiado joven?, ¡no! ¿Difícil? ¡Sí!, porque me pasará con su gestor o su productor). Escribir es pensar, escribir es pensar. Del crédito de publicidad: hacer un brainstorming o tempestad de ideas. C) El grupo de jóvenes del club… hemos decidido entregarle una placa conmemorativa en reconocimiento por haber impulsado la cultura musical entre los jóvenes… (¡Nooo!) D) ¿Escribir un libro sobre sus primeros treinta y cinco años de vida? Cómo un chiquillo de La Barceloneta consigue ser un ídolo de masas, de la misma manera que el “noi del Poble-Sec”, Joan Manuel Serrat, lo ha sido como cantautor mundial. Eso significaría diversas entrevistas, varios encuentros, ahora le toco la mano, luego los hombros, besos de ida y vuelta, el roce hace el cariño, dicen las abuelas… Sé escribir, me gusta, soy buena, pero no tengo suficiente capacidad para escribir un libro. No tengo cuarenta años, sino diecisiete. Nadie escribe ni publica libros con diecisiete años. “¿No eres muy joven para escribir un libro?”, me preguntará. Determinar diversos encuentros para escribirlo acabará convirtiéndose en una enojosa obligación para él… me verá como un compromiso que no sabe cómo quitarse de encima. “¿Para qué un libro sobre mí? Lo más importante es Dharma”, me dirá. “Entrevista al resto de músicos de la banda”. Y así me encontraré liada con seis o siete personas y viajes arriba y abajo. “¿Pero no querías estudiar Derecho?”, me preguntará mi padre. “¿Qué tiene que ver un libro con eso?”… (DESCARTADO, con letras mayúsculas).
¡Idea! ¡¡¡Gran idea!!!
5) La imaginación es un hilo del que hay que ir tirando. “Todo el mundo tiene imaginación y quien no la usa es un perezoso de mierda”. Eso lo decía Oteo, nuestro profesor. ¡Y la i-de-aaa! Al grano, al grano… (Este diario ya tiene vida propia, se deja acurrucar, escribir sin una sola palabra de rechazo cuando lo rasgo no tan dulcemente como querría). La gran idea consiste en hacerme pasar por una joven periodista freelance de una revista de rock y hacerle una entrevista como cantante, actor, letrista y etc. etc. ¡Hecho! “Rosa María Vidal, periodista freelance al servicio de la revista pop más importante de mi país en una entrevista exclusiva”. Y acabo de tomar una decisión… ¡Hoy mismo he cambiado la carrera de Derecho (recomendación de mi padre) por Periodismo!
¡Seré periodista!
¿Espolla, decías?
Hola, Jordi
Com es comenta en aquest fragment, un gran desencís de la nostra actualitat és la presència nociva de la mandra. La qual moltes persones, i cada cop més vegades, deixen amb submissió que aquesta acabi transformant-se en omnipresència.
Malgrat estar recoberts per les plomes invisibles de la imaginació molts refusen volar. I com a conseqüència directa, malgrat formar part d’una paleta de tonalitats incomptables refusem veure altre color que no sigui el gris dels coloms. I, lligant-ho amb la temàtica romàntica de la història, malgrat tenir un cor també refusem la seva dansa.
Començo a creure que la presència d’aquests fets que refusem és el que més em meravella de l’amor de “lonh”. Aquest que poetes amb res i alhora amb tot a perdre canten. El mateix que la Rosa Maria Vidal sent amb una bogeria lúcida. I és una llàstima que s’hagi perdut la tradició d’estirar el fil del destí i fer amb aquests estels de paper.
La gran pregunta és: Quin, i amb quina força, serà el vent que bufi quan la protagonista deixi a mercè d’aquest els seus sentiments?