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MI MARCIANO FAVORITO Y LA PSEUDOALCALDESA

By Jordi Folck
04/07/2019

Que felicidad anunciar que mi amigo VICK el extraterrestre llegó para visitarme y compartir unos días. Se había anunciado para la noche de San JUAN pero como me ha contado después no conocía la costumbre española de ensuciar las playas. Su nave espacial no encontró ni un metro de arena limpia donde aposentarse en Barcelona. Me cuenta que le dio miedo pisar o matar directamente a algunos de los miles de terrícolas que o bien ardían en hogueras, o bien disparaban petardos -lo que le produce un dolor auditivo inimaginable- o refocilaban en la arena. O comían o cenaban o se besaban o se bañaban o todo a la vez. O dormían. Me cuenta que tomó algunas fotos para mandárselas a sus padres. En sus últimas vacaciones descubrió las postales y ahora manda fotos siempre que puede. Me preguntó cómo  la gente es tan sucia: que había basura por todos los sitios, que las papeleras estaban desbordadas como un merengue eclosionado.  Y así tuvo que permanecer en el espacio más días. 

(Él no sabía que a las 7 de la mañana casi treinta guardias y otros/as treinta limpiadores/as dejan las playas como los chorros del oro. Y tampoco no entendían como no se llevaban los deshechos a su casa para procesarlos. Me costará esfuerzo explicarle cómo funciona esa especie a alguien tan evolucionado). 

Le he dicho que va a quedarse unos días solo porque me voy de viaje a visitar a mi hijo que vive en Hamburgo y que ya le traeré unas hamburguesas. Se ha puesto contento. No por las hamburgesas sino porque yo creo que a él le gusta andar desnudo por casa por eso del calor y la intimidad.  De hecho lleva puesta una especie de mono mecánico que no sé de dónde lo habrá sacado. Pero es que el tema tiene su gracia porque ayer en Gracia -otra coincidencia- nos atravesamos con la alcaldesa de Barcelona, la Colau y le dije quien era. O qué no era. Nada.

—He aquí el máximo responsable de esta ciudad —dije. Todo un personaje.

Vick y la Colau.

Me miró con cara de extrañeza. Me dijo que cómo iba tan mal vestido el representante de una ciudad internacional  e interplanetaria como Barcelona. Fue entonces cuando le hice ver que su propio atuendo extraterrestre  no era, precisamente un Armani.

Se enfadó. Entró en una tienda de Paseo de Gracia, ya volviendo de paseo y salió vestido de Armario de cabeza a pies dándome las gracias. Como es alto llamaba la atención y algunas turistas japonesas se tomaron algunas fotos con él.

—Ahora podría ser alcalde de Barcelona —me dijo sonriente. Me lo creí.

—Háblame de esta hombre —prosiguió.  Yo no entendí. 

—¿De qué hombre?

—De Nada Colau, el alcalde.

Tuve que decirle que era ella y no él. ¿Problemas de traducción?

—¿Alcaldesa?  —empezó a reír. Y le conté que era de izquierdas y encima una mentirosa. Dijo que nunca pactaría con la derecha y que eso había hecho para arrebatarle la alcaldía a un pobre home que tenía más votos que ella.  Y que dijo que se teletransportaría en transporte público y que esa promesa le duró una semana. Y que se subió el sueldo como hacen todos los oligarcas cuando les entra el veneno del poder. Y siguió riendo y yo enfadándome  mientras le contaba sus chapuzas hasta que me alegró el día cuando djo:

—A los mentirosos en nuestro planeta se les desintegra porque son insalvables. A los ladrones se les corta las manos…  Y siguió contándome la cantidad de penas capitales que tenían para los que se portaban mal en toda la Vía Láctea. Y empecé a pensar que si la Colau fuera coetánea y compañera de Vick lo pasaría muy mal. Pero aquí nunca pasa nada.

La pseudoalcaldesa que nos han colado por pacto antinatural nunca será mi alcaldesa  —le confesé. Y que si decidía quedarse algunos meses yo le presentaría a algunos buenos políticos que podían ayudarle a convertirle en alcalde pero que debería abandonar las armas porque aquí teníamos la palabra como arma de poder. Me miró con cara de no entender pero como después nos tomamos una sangría rebajada para turistas tontos comprendimos el lenguaje de la amistad que no tiene ni límites, ni fronteras, ni lenguajes ni guarda cartas bajo la manga como otra pseudo que me sé yo.

¡Me voy!

Estoy contento de verdad de tenerle en casa. He dejado la cámara de video conectada a mi ordenador y la grabadora de video y la de audio en tresD para que, sin que lo sepa, poder grabar sus conversaciones con su padremadre por si yo tembien puedo aprender algo de ellos. Al fin y al cabo él vino el verano pasado a investigarnos. Creo que este verano me toca a mí. Mira… igual hasta me saco una tesis doctoral de cum laude.

Sé que, mañana, mientras esté volando se va de visita al palau de la Generalitat y al Ayuntamiento. Le escuché hablar con el Conserje Jefe número 1 del Ajuntamiento preguntando a que hora tenía visita el Colau. Así como dice Lagarto o Lagartija.

Que gracioso, Vick…. Igual compone una canción del verano a lo Georgie Dannn. Donde las Dan… El Colau me l’ha Colao. Saca la Cola i deixa’m en pau. Bueno, soy malo para las canciones del ritmo del veranoooo-no-no-no. ¿Qué quieren? ¿A que no se atreven ustedes? ¡Ahhh!

Metro a Sant Joan. Fotos propias

 

 

 

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