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CÓMO MATAR LECTORES O CLAVAR UNA ESTOCADA AL LIBRO

By Jordi Folck
26/11/2017

Este artículo continua del anterior: “Qué hacer para que el niño y el adolescente se acerque al libro”. O cómo ganar lectores.

Los cazalibros en acción (Barcelona, 2017)

Sé que este blog puede molestar a la comunidad educativa. Muchos docentes heredan  sistemas de trabajo que quedaron desfasados o que pueden ser mejoradas con algo de reflexión. No es mi intención ofender a nadie. Y si alguien se siente así siempre puede responderme con sus comentarios que agradezco y que compartiré.

De hecho no me preocupan tanto los niños lectores, pozo infinito de creatividad como los adolescentes y los jóvenes. A partir de los once- doce años los hábitos lectores caen en picado; es el cambio hormonal, la deriva de/en las tecnologías, la constitución de la tribu como grupo de poder, la primera independencia del hogar familiar… Y de no ser por las lecturas obligatorias (y algunas hermosas excepciones) aquí no leería ni Dios.

El libro como objeto de placer personal acaba siendo, la mayoría de las veces, objeto de castigo. Eso llega cuando el profesor, para confirmar, de una u otra forma que el libro se ha leído, pasa un examen o un text de lectura a sus alumnos. Se sorprenderían lo extendida que está esta costumbre.

El lector obligado o lector a la fuerza  lee el libro fijando en estructuras en personajes, en la trama principal, en la secundaria, en el ritmo narrativo, en las elipsis, en diálogos, en atmósferas y también en géneros literarios, en la vida y obra y milagros y penurias del autor… y así, sinceramente, no hay quien lea. Esa atención y concentración tan necesaria para que la lectura fluya libremente se estanca en mil y un detalles donde el fondo  (no así la forma)  ya no importa. Se les secuestra del placer lector para un examen que deberán aprobar.

¿Y su comprensión lectora? ¿No esa esa una lectura mecánica, y quizás, desprovista de emoción?

De la entrevista a Isabel Solé que recomiendo:  https://es.tiching.com/isabel-sole-cenir-la-lectura-a-un-nivel-instrumental-es-limitador/recurso-educativo/764948

Comenta que con frecuencia la enseñanza de la lectura se orienta a saber qué dice el texto y no a la reflexión libre. ¿Qué podemos hacer para cambiar esta perspectiva?
Saber qué dicen los textos está muy bien, el problema es ceñir la lectura a un nivel puramente instrumental porque esto es limitador. Leer nos permite saber qué dicen otros sobre un tema, pero también nos permite reflexionar pensar sobre lo que nosotros mismos pensamos. Es una función de la lectura más epistémica, orientada a mejorar nuestro conocimiento y de lectura crítica. Sabernos situar delante de los textos es importante.

¿Aprobar la lectura de un libro? ¿Se puede pensar en peores maquinaciones?  ¿Y no habría otras formas de saber , por parte del docente que ese libro se ha leído? ¿No puede abrirse un debate constructivo en el que todos los alumnos participen sobra la lectura incidiendo, especialmente , en el no lector, en aquel a quien le cuesta leer? No le resultará difícil al profesor descubrir, sin necesidades detectivescas, quién penetró en el libro o quien se asomó con un “uff” a la portada y allí lo dejó. Y muchas veces los errores del rincón del vago, hechos por alumnos vagos, acaban delatando a quien no leyó.

Mi libro de terror  “El manuscrito de las bestias” (Barcanova/Anaya)  lectura obligatoria  en muchos institutos aparece en el rincón del vago  con una interpretación errónea del final lo que permitirá al profesorado descubrir a los haraganes y sin que estos sepan el  cómo y el por qué

¿Por qué “el rincón del vago” tiene tanto éxito?  Ahí hay resúmenes, definición de personajes, situaciones, escenas… basta con leer memorizar o sacar una chuleta para aprobar. ¿Y qué pasó? Que el lector aprueba pero no leyó ese libro. En otro capítulo hablaremos de los listados de lecturas obligatorias que deberían abrirse mucho más. Así que ni el examen /test sirve de nada. Se les robó el placer de leer y el docente recibió, posiblemente, un engaño perpetrado como tantos otros por alumnos que tiene  prisa por crecer y abandonar las aulas.

Y ese libro obligatorio, que es material escolar acaba siendo una  obligación más en el curso…   Lectores convertidos en no lectores de por vida que relacionaran lectura con obligación escolar ( tampoco hay que ser tremendista: tampoco significa que se pierdan para siempre) .

Dejo abierto el debate de como podrían cambiarse los controles periódicos para lograr menos vigilancia (y control) y más placer lector que es lo que, al fin y al cabo, importa: el libro como un viaje, como una experiencia, como un descubrimiento, como una respuesta.

 

Continuará. Mis recomendaciones

5.AMPLIAR LA LISTA DE LECTURAS OBLIGATORIAS
6.EL LIBRO CUBRE NECESIDADES…¿CUÁLES? CADA LECTOR NECESITA A SUS LIBROS

Fotografía propia: Festes de Gràcia a Barcelona, agosto 2017

Web de escritor: www.jordifolck.cat

Web de editor: www.veuspubliques.cat

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